Una company builder es una «fábrica» que se dedica a crear empresas tecnológicas innovadoras. Eso es ThalesLab, la empresa con sede en Uruguay fundada y dirigida por Sylvia Chebi, una ingeniera electrónica con amor por las matemáticas y la física.
(Lee: Alimentando al gigante: Los desafíos de la startup argentina HoyPido en su expansión a México)
Luego de 20 años trabajando como consultora en comunicaciones móviles y televisión, y viajando mucho, empezó a trabajar con una empresa incipiente (antes de que se llamaran startups) que se especializaba en sistemas de localización de móviles (¿alguien recuerda una época en la que los teléfonos no traían GPS?) basados en la red celular.
Sylvia se dio cuenta que la tecnología estaba cambiando mucho y se lo estaba perdiendo, lo que la impulsó a buscar un cambio y hacer algo que la apasionara, algo que le permitiera cambiar el comportamiento de la gente a través de la tecnología. En esa búsqueda se encontró con un amigo que tenía la idea de hacer una red social para promover acciones dirigidas a la eficiencia energética usando gamificación. De ahí salió Greentizen, que aunque no logró monetizar al ritmo que necesitaba sí les permitió ganar experiencia y relaciones.
(Lee: Juliana Ossa, una latinoamericana a la cabeza del diseño en Giphy)
Junto con los socios de esa iniciativa terminaron armando ThalesLabs, dirigida a startups innovadoras, tecnológicas y en etapas tempranas. Para esta company builder no hace falta que los emprendedores vengan con un modelo de negocio, sólo que tengan experiencia o conocimiento del área o vertical, hayan identificado un problema y tengan una solución. Parte de su labor es hacer un match making entre los emprendedores y los desarrolladores.
Hay mucha gente que programa, que le gustaría entrar al mundo del emprendimiento pero que no tienen una idea. Ahí entramos nosotros para presentar unos con otros.
Sylvia piensa que un buen emprendedor es aquel que tiene una buena idea, de la que estás convencido porque sabes algo que los demás no saben. Y es una idea que cuando la cuentas, la mayoría de las personas piensan que es mala.
Un buen ejemplo es Google, cuando apareció a la gente no le parecía buena idea otro buscador, pero ellos sabían que su algoritmo de búsqueda que era mucho mejor que lo que existía.
Destaca que es indispensable ofrecer un producto mínimo viable, sencillo pero que funcione bien y que te permita probarlo en el mercado para ver si realmente se valida generando interés.
Al hablar de la fórmula del éxito nos dice que el secreto puede ser un algoritmo o cualquier otra cosa que sepas de esa industria que los demás no saben. Por eso ellos buscan personas que sepan de lo que les van a hablar y que lo sepan porque trabajan en eso o porque es su pasión.
Emprender es muy difícil, te tiene que apasionar lo que estás haciendo.
Luego, al hablar de lo que es necesario en los emprendimientos, nos dice que es indispensable tener un buen equipo y es importante que sea un equipo complementario, con gente con distintas capacidades, si hace falta hacer software, por ejemplo, que haya alguien en ese equipo que sea desarrollador.
Sylvia y sus asociados les ofrecen a los emprendedores un programa de formación de seis meses, con reuniones semanales donde se tratan temas específicos, tanto de cosas concretas del entorno, como gerencia y mentoreo.
En este medio es muy importante pedir ayuda. Hay muchas instituciones que apoyan los emprendimientos, estés donde estés.
Y destaca la importancia de las redes, que están creciendo en Uruguay y en Suramérica: “Es muy importante tender redes. Tenemos muchas cosas en común en la zona, es importante conocernos. Las redes son fundamentales. A medida que uno crece, son cada vez más importantes. Abrir redes y facilitar son de las cosas con las que más agregamos valor en Thales labs”.
Uno de los problemas más grandes que enfrentamos es el miedo al fracaso. No hay que tenerle miedo. Nos falta perder ese miedo.
En cuanto al capital dice que hay dos momentos para pedirlo: el primero es cuando la idea tiene potencial. En ese momento el capital apoya pura potencialidad, es decir, puro sueño. Los emprendedores suelen pensar que su idea vale mucho y no vale nada sin una buena ejecución. En ese momento es importante demostrar que el equipo tiene la capacidad necesaria para ejecutar. El otro momento es cuando ya se ha llevado la idea a la realidad y hay tracción. Ya sea tener usuarios, clientes que estén dispuestos a pagar, mostrar crecimiento o un mercado interesado en el producto.
(Lee: Carolina Dams (A2C Advisors): Tamaño de mercado y equipo de trabajo, factores clave)
Algo en lo que coinciden muchos de los gerentes y fundadores del ecosistema que nutre a los emprendimientos en América Latina es que la diversidad es nuestro fuerte. Las distintas visiones permiten enfoques alternativos y el resultado son soluciones novedosas que nunca hubieran surgido de otro modo.
Comentar