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Donald Trump y las compañías tecnológicas, una relación espinosa

La relación entre Donald Trump y las empresas tecnológicas no se puede calificar, desde luego, como un amor a primera vista.

Cuando no era más que un candidato que parecía abocado al fracaso, los flirteos del magnate neoyorquino con las empresas de Wall Street se producían con otros sectores, sobre todo con las firmas de construcción e infraestructuras. Y mientras tanto, Trump golpeaba en sus discursos a las empresas norteamericanas que deslocalizaban su producción en países del sudeste asiático, nombrando directamente a Apple y sus plantas productivas en dicha región.

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Así pues, las firmas tecnológicas, que habían sido el sector más fuerte de la bolsa norteamericana durante los últimos años, sufrieron una notoria desaceleración cuando se confirmó la sorpresiva victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales del pasado mes de noviembre. A los inversores no les cupo duda alguna de que Facebook, Apple, Amazon y Microsoft no estaban entre los objetivos primordiales del futuro presidente, y tras hacerse oficial el resultado de las votaciones, dejaron de comprar acciones de las firmas tecnológicas. El nuevo objeto de deseo en el parqué neoyorquino eran las firmas industriales y de infraestructuras, las mayores beneficiadas por las medidas de estímulo económico que Donald Trump había anunciado a bombo y platillo durante la campaña. Al parecer, se auguraban tiempos complicados para Sillicon Valley y, en general, para todas las firmas de IT.

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Sin embargo, el paso de los días mostró que el cierto pánico desatado respecto al sector tecnológico no contaba con unos cimientos sólidos. El efecto de las elecciones había hecho que, sí, muchos inversores se dirigiesen a comprar acciones de los sectores más físicos y tangibles que se van a beneficiar inmediatamente por la (supuesta) inyección económica del gobierno Trump, pero ello no quería decir que las firmas de IT no fuesen a encontrar nada positivo en el nuevo ejecutivo. Es solo que la rentabilidad de las reformas no va a ser tan inmediato ni tan altamente positivo como en otros sectores.

Al fin y al cabo, entre las reformas económicas que promueve Donald Trump también hay aspectos que van a beneficiar enormemente a las tecnológicas. De ellas, la más importante puede ser la reforma fiscal que promete el futuro presidente, que podría rebajar del 30% al 10% las exigencias impositivas a las que hacen frente Facebook, Amazon o Apple, que a día de hoy declaran gran parte de su patrimonio en paraísos fiscales como Irlanda. Así, se aumentaría el reparto de dividendos entre los propietarios de títulos de estas firmas, aumentando por lo tanto la demanda para comprar tales acciones, y subiría también el nivel de liquidez de las compañías, que podría ir destinado a nuevas adquisiciones y fusiones dentro del sector.

Cierto es que el proteccionismo promulgado por Trump también puede contrarrestar cierta parte de este beneficio, pero es posible que el resultado total sea positivo. Además, a todo ello habría que sumar un aumento del consumo y una evolución demográfica que están destinadas a espolear el crecimiento del sector. Tanto es así, que algunas firmas como Amazon ya comenzaban a mostrar subidas positivas durante las últimas semanas.

Dos guiños del futuro presidente al sector

Por último, durante la última semana parece ha sido Trump el que se ha lanzado a cortejar, aunque tímidamente, a las compañías de tecnología norteamericanas. Primero, con el nombramiento de Peter Thiel, cofundador de PayPal, como miembro de su comité ejecutivo. Thiel, uno de los rostros más reconocibles del panorama tecnológico mundial, es miembro fundador de varios fondos de inversión tecnológicos como Clarium Capital y Founders Fund y, también, fue uno de los primeros inversores en Facebook, al comprar acciones de la red social en sus inicios (un 10% del total) por un valor de US$500.000.

Este empresario de origen alemán (nació en Frankfurt) fue uno de los pocos miembros de Sillicon Valley que apoyó abiertamente a Donald Trump, y tendrá ahora la responsabilidad de tender puentes entre el nuevo gobierno y el sector de donde proviene. Su labor ya ha comenzado: este martes, en una reunión promovida por Peter Thiel entre otros, Donald Trump se reunirá en Nueva York con los representantes de las mayores firmas tecnológicas de los Estados Unidos. Un nuevo guiño a un sector al que le está costando entrar por el aro del presidente.

«La gente en Silicon Valley ha pasado de la fase de ‘sorpresa y negación’ a aceptar los cambios que se vienen», declaró un empresario de Sillicon Valley, Semil Shah, al USA Today. Está por ver qué significan exactamente dichos cambios. Por ahora, Trump y las tecnológicas parecen entender que lo mejor para ambos va a ser entenderse lo mejor posible.

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