Con el auge de Twitter también muchas empresas, desarrolladores y espontáneos ingeniosos le han apostado a la creación de diversas herramientas y aplicaciones que se articulan a la red social donde, en primera medida, lo más enganchador es que no tenemos que realizar un nuevo registro: con los mismos datos de Twitter nos podemos validar. Esta primera caractarística me parece encantadora de serpientes, me digo algo así como “no es complejo entrar, probemos, no hay nada que perder”.
En ese universo de aplicaciones derivadas de Twitter existen algunas para realizar monitoreo de seguidores según actividad, ubicación y otros criterios como Manage Flitter y Twitter Analyzer. Existen otras populares como Twitpic o Yfrog para twittear , almacenar y geoubicar imágenes simultáneamente. Otras más ambiciosas dejan medir y analizar niveles de inluencia; Twitalyzer por ejemplo. Con otras herramientas se pueden proponer encuestas, ahí están Twtpoll y Polls.tw. En este mar de aplicaciones que todos los días es más grande está lo útil, sorprendente y verdaderamente descabellado.
Y así, en una onda similar, apareció un buen día Twitcam, de los mismos creadores de Livestream que es una de las plataformas más populares para la emisión de video en tiempo real. Twitcam permite a los usuarios de Twitter compartir contenidos de video en vivo asignando a cada secuencia su propia URL, así cada emisión queda disponible a la carta y cualquier persona desde cualquier lugar del mundo podrá verla posteriormente. La audiencia en una sesión de Twitcam tiene además la opción de participar mediante un chat que, integrado a Twitter, deja compartir los mensajes como tweets.
Como quieran, cuando quieran
Para realizar una Twitcam basta con tener acceso a internet, conectar o activar una cámara web, validarse con los datos de Twitter y hacer click en el botón de emisión. Cuando inicia la sesión y ya estamos en vivo es posible lanzar un tweet con la URL para que los seguidores se enteren y empiecen a seguir/participar/replicar la sesión.
Con todo esto queda claro que caer en la tentación de Twitcam es sencillo: no se necesita ser un geek consagrado o un experto en audiovisual para emitir en vivo, a través de internet, de forma pública y gratuita. Así me he encontrado en los últimos meses con la que denomino “fiebre de Twitcam” en la que hasta los más escépticos se han visto envueltos. Debo decir claramente que no estoy ni a favor ni en contra: sólo en posición de espectadora.
Siempre he creído que en internet las líneas entre lo “bueno” y lo “malo” son tan delgadas y frágiles como una hoja de papiro. Lo que para mi es “correcto” y “productivo” para otros que están a mi lado puede de ser un derroche de tiempo, una insolencia o una falta de respeto. En internet, y ahora en redes sociales, cada cual define qué le parece o no adecuado y con base en sus principios y expectativas procede como mejor le parezca. Por eso le temo a pontificar o dictar mandamientos: que esto está bien, que esto no se puede hacer, que así es que se debe manejar una cuenta en Facebook o Twitter. Todo me parece en vano porque a la vuelta del camino es cada usuario el que traza sus reglas o ausencia de ellas.
Dejando claro esto entonces paso a contarles que en sus inicios Twitcam me parecía una herramienta un tanto inocua y farandulera. Luego entendí que me había equivocado, que estaba subvalorando la real utilidad que se le puede encontrar y que, mala cosa, estaba ignorando las líneas de respeto que se deben mantener sobre lo que los demás deseen hacer a su nombre.
Casos y cosas inquietantes
Un día me encontré aquí con una definición muy particular de Twitcam y paso a replicarla sin cambiar ni letras ni tildes:
“Twitcam es una herramienta de la internesc, que ayuda a subir más tú ego en base a hablar puras pescáh frente a una webcam”.
Esta idea, aunque no expresada de la misma forma, se me venía a la cabeza cuando encontraba usos relacionados con lo que llamo:
En vivo para sumar > hacer una Twitcam para conseguir más seguidores
Caso 1: Lucila Vit, modelo y presentadora argentina, para llegar a los 10 mil seguidores en Twitter prometió como regalo realizar una Twitcam. Dicho y hecho, aunque pequeño detalle, no tenía micrófono a la mano:
Caso 2: @Linitafranco es una twittera que vive en Venezuela. El domingo pasado la “conocí” gracias a una Twitcam que hace desde su casa. Cuando llegué tenía 696 seguidores en Twitter, alcancé a ver durante un par de horas hasta 320 personas pegadas a su emisión. A la 1am cuando concluyó la sesión la chica tenía más de 900 seguidores. A medida que ese número se incrementaba ella respondía con uñas y dientes, sonrisas, frases ingeniosas y ojos bien abiertos, a los insultos, halagos, propuestas morbosas o preguntas comunes y corrientes los conocidos y desconocidos que se habían “acercado” a verla y escucharla en esa noche.
Caso 3: Chico ebrio vestido de sacerdote.
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=dOE6uJeu9Sk[/youtube]
Lo que pienso sobre los casos anteriores
Reitero lo que decía en principio, lo que para mi es regular y nada divertido, para otros puede ser un gran momento. Como twittera dudo tener algún día la intención y firmeza para encender mi webcam y dedicarme a:
- Leer lo que la gente va diciendo en el chat: ¿para qué si todos lo pueden hacer?.
- Mostrar cada rincón de mi casa y mi vida: eso se lo tengo bien reservado a personas cercanas.
- Recibir y responder a una lluvia de insultos que salen de la nada: ¿por qué me agreden si no me conocen?.
- Incrementar mi número de seguidores forzadamente: quiero que me sigan porque les nazca, porque alguien les sugiera, porque surja la curiosidad, no por una presión momentánea, concurso repentino o fenómeno masivo: “vamos todos a seguir a la que está haciendo una Twitcam”. Como diría mi mamá: “del afán no queda más que el cansancio”.
Si no me gusta… ¡me voy!
Cuando pienso en redes sociales y la forma como cada cual procede o se comunica intento mantenerme en la línea del respeto: cada cual lo hace como mejor le parece. Cuando alguna conducta de ese usuario interfiere con mis gustos y principios el correctivo es sencillo: sigo en otra dirección donde no me choque con eso. Es la libertad que tenemos de elegir, es la libertad de actuar como se quiera hasta donde se quiera: si no me gusta… ¡me voy!. Si a otros les apetece disgustar, insultar, agredir y no estoy de acuerdo: o me aguanto o me voy. Pasa en Facebook, en Twitter, con sesiones de Twitcam, videos de Youtube, fotografías en Flickr: hay contenidos para satisfacer las más diversas preferencias y la puerta de salida siempre está a un click de distancia.
Así, en suma, los casos que mencioné atrás los tengo en la lista de usos incoherentes y poco acertados de la herramienta Twitcam pero respeto a quienes lo hacen, por las razones que lo hagan, siempre que no me afecten directamente.
Entonces sigo recorriendo casos de Twitcam y descubro que más allá de la libertad que todos tenemos, existen los que considero indiscutibles usos productivos y valiosos que no hacen daño a nadie y en cambio si pueden cumplir con las funciones de entretener, informar y/o educar. Estos están relacionados, por ejemplo, con entablar comunicación con fines específicos de promoción de una persona, marca, institución o causa.
Caso 1: Hace algunos Isabella Santodomingo @Isasan, artífice de la idea original de “Los caballeros las prefieren brutas”, serie colombiana que se emite por Sony Entertainment Latinoamérica, anunció a través de su cuenta en Twitter que con el elenco realizarían una Twitcam para contar detalles de las grabaciones y entablar comunicación directa con los seguidores, responder a sus preguntas y conocer opiniones. Realmente no se si lo hicieron pero en el momento que vi la idea me pareció atractiva e ingeniosa.
Caso 2: Parque Explora es un espacio interactivo en Medellín [Colombia] que promueve la apropiación y difusión de la ciencia y la tencología. En las últimas semanas su uso de Twitter y específicamente de Twitcam me ha dejado más que sorprendida al concentrarse en emisiones para “dialogar” con los seguidores y compartir sus actividades. No es nada del otro mundo pero, aquí entre nos, no muchas instituciones le apuestan a un uso tan inclusivo de las tecnologías de la comunicación. Una de las Twitcam, por ejemplo, era una sesión en la que preparaban un sancocho [comida tradicional colombiana], mientras en el chat hablaban de ingredientes y variaciones de la receta original y entregaban pases de cortesía al parque. Igualmente están en la onda de replicar sus actividades presenciales por este medio: así quienes no están en el lugar también pueden aprender y participar.
Lluvia de ideas finales
- Realizar de webminarios [seminarios].
- Hacer sondeos en vivo.
- Compartir entrevistas con personajes que tenemos cerca y seguro a otros pueden interesar.
- Mostrar detrás de cámaras de sesiones de grabación o fotografía.
- Difundir contenidos educativos.
- Emitir sesiones de interés público como debates parlamentarios o ruedas de prensa…
Twitcam, sin duda, da para todo, es libre y abierta, por ahora, a todo tipo de usuarios y para encaminar las más diversas ideas. Con fuertes dosis de imaginación, algo de interés en la calidad técnica de imagen y sonido, más la apropiación de vías de interacción en chat y demás redes sociales, podría pasar Twitcam a ser una herramienta complementaria a quehaceres comunicativos, culturales, políticos, educativos y demás.
Las emisiones a través de Twitcam son crecientes, díganme si me equivoco. Es normal a cualquier hora del día encontrar en nuestro timeline invitaciones para conectarnos a sesiones de twitteros espontáneos u otras más institucionales y serias, todas con finalidades específicas como:
- Cautivar seguidores.
- Dialogar con los seguidores.
- Posicionar una marca.
- Compartir actividades educativas, culturales, políticas.
- Informar.
- Entretener.
- Experimentar.
Esta, para mí, se constituye por estos días en una de las herramientas más curiosas y fascinantes articuladas a Twitter. Después de pasar por casos como los anteriores respiro profundo y me digo: “veré con qué más me pueden sorprender”. Ahora les pregunto a ustedes: ¿para qué les sirve en sus vidas cotidianas o roles profesionales y académicos esta herramienta?.
En Colombia hubo un caso de una «Diva twittera» que no pudo controlar la cantidad de followers y la «popularidad» que por la época tenía y a la menor trolleada que le hicieron se dejó llevar por el descontrol, se emborrachó e hizo el siguiente show http://www.youtube.com/watch?v=OmtW5gXePCY un completo #EPICFAIL
La tecnología tiene lados positivos como negativos, en mi caso estoy empleando twicam con fines educacionales, pues facilita video y chat a la misma vez.
Por lo general trabajo con video conferencias donde empleo presenciones en Power Point, pero este sistema me resulta útil.
Lucila no es chilena? soy uruguayo
Esta re linda esa chilena… lucila vit!!
hola tengo una consulta sobre twitcam .. como puedo compartir mi escritorio vía twitcam .. en ves de que se conecte la cámara aparezca mi escritorio y mostrar lo que hago en el en vivo .. como se puede hacer
trabajo con mac se necesita algún programa especial .. ojalá me puedan ayudar ..
saludos
Me sumo a la pregunta de esteban